martes, 15 de marzo de 2011

Juego Destacado: BattleField Bad Company 2

La saga Battlefield continúa en pie de guerra con la segunda entrega de su Spin-off: Bad Company que, esta vez sí, debuta en PC. Si ya el primer videojuego era un formidable testimonio del estado de forma del shooter on-line en la actual generación de consolas, la segunda parte lo mejora notablemente consolidando una franquicia que puede acabar siendo memorable si mantiene esta línea de progresión.
Injustamente olvidado por muchos sectores de la prensa, y sin el respaldo del público que se merecía, Battlefield: Bad Company se convirtió en el 2008 en el mejor multijugador de acción del año y también en una de las más interesantes sorpresas que nos había dado la Next-Gen hasta ahora en cuanto a nuevas IPs de shooters.
Lamentablemente el videojuego no llegó a PC por razones que se desconocen aunque la secuela, sin embargo, sí era publicitada desde sus inicios para Xbox 360, PlayStation 3 y ordenadores personales.
Así pues su segunda parte era anunciada desde el comienzo como un proyecto aún más ambicioso, con mayor atención a la campaña y todavía más a la faceta on-line del videojuego. ¿El resultado? Una formidable exhibición del casi perpetuo estado de gracia de un estudio como "Dice", que demuestra una vez más que en el mundillo de los shooters multijugador tiene muy pocos competidores a su altura.
Ya no veremos las cinemáticas siempre en primera persona como en el primer Bad Company. Ahora la cámara se mueve con un estilo más cinematográfico, y la narrativa mejora notablemente gracias a ello.
En el nuevo Battlefield volvemos a encarnar a los chicos de la Bad Company que, tras su divertida búsqueda de oro en el este, se sumergen en esta ocasión en una misión mucho más solemne e importante.
Un misterioso artefacto considerado arma de destrucción masiva es el elemento sobre el que pivota el guión del videojuego, y nuestra misión será la clásica: Evitar que este arsenal caiga en las manos equivocadas, en esta ocasión de nuevo las soviéticas.


Se echa en falta algo del planteamiento más liviano y humorístico del Bad Company original, un videojuego en el que la picaresca de los personajes era un verdadero puntazo en el que se basaba el argumento del juego consiguiendo un interés con el gancho de los desertores que abandonan sus deberes militares por perseguir un botín en medio de un gigantesco conflicto armado.


Bad Company 2 se mueve, por el contrario, en territorios algo más farragosos y, lamentablemente, convencionales. Los personajes principales no se encuentran demasiado logrados, y en el intento de dotarlos de tridimensionalidad que hay a partir de la mitad de la campaña, le falta fuerza. Por otra parte en esta ocasión todo es mucho más directo que en el original, y también sensiblemente menos humorístico: un elemento que resultaba muy característico en su predecesor. Las secuencias de vídeo son más breves y en la campaña individual los mapas dan la sensación de contar con menos alternativas que las gigantescas localizaciones del original.
El prólogo de los años 40 con la frenética huída en submarino es uno de los grandes highlights de la campaña individual. Lamentablemente la campaña pocas veces más alcanzará ese grado de espectacularidad.
En Bad Company 2 destaca el hecho de que también debuta en la saga un sentido mucho más cinematográfico de narrar la historia. Puesto que el videojuego trata de ser misterioso en su exposición y sus giros, se prefiere dejar el argumento en suspense, aunque se puede decir que el prólogo de la campaña ambientado en los años 40 y su forma de narrar los acontecimientos durante toda la aventura darán rápidamente un sentir muy diferente a lo que la saga ha visto hasta ahora. El guión podrá gustar o no, pero tiene importancia; y la exposición de las cinemáticas del primer Bad Company, constantemente en primera persona, es sustituida ocasionalmente en la secuela por cámaras exteriores que benefician mucho el interés por su forma de contar la historia.
Otra cosa no muy destacada pero interesante es la campaña individual que gracias a sus 13 misiones, sin aportar nada especialmente novedoso al cóctel Bad Company, consigue atraer a la gente que disfruta con los juegos shooter, por supuesto, no tiene punto de comparación con el estilo multijugador ya que el usuario que se acerque a la campaña descubrirá una experiencia muy mejorada con respecto a la de la primera entrega, y también algo más corta, que le ofrecerá entre 6 y 9 horas de entretenimiento en función de la dificultad escogida y de su habilidad con el combo de ratón-teclado.
El sistema de barra de salud del original ha sido sustituido en la secuela por el más habitual en la actualidad del desgaste. Según suframos daño la pantalla irá desenfocándose y salpicándose de sangre.
El sistema de barra de salud del original ha sido sustituido en la secuela por el más habitual en la actualidad del desgaste. Según suframos daño la pantalla irá desenfocándose y salpicándose de sangre, como en los nuevos juegos de PS3 (estilo Call of Duty: Modern Warefare...etc).
Lo que no cambia es el sentido de no ser en este campo un videojuego tan accesible como otros arcades bélicos aparecidos recientemente, y es que fundamentalmente resulta algo más retador que éstos debido a lo espaciado de los checkpoints. La IA decepciona a veces, pero ofrece un reto adecuado quizá en mayor medida por su número que por su efectividad, pero un desafío al fin y al cabo que se ve incrementado notablemente en el más alto de los tres niveles de dificultad disponibles.

En esencia en el pellejo de Preston Marlowe volveremos a recorrer épicos campos de batalla rodeados de fuego y explosiones, teniendo oportunidad de usar la práctica totalidad de armas y de pilotar todos los vehículos de la faceta on-line.

El modo historia tiene todos los elementos del multijugador aunque de forma mucho más encorsetada, brillando también en el escenario completamente destructible y en la sensación de diversidad y pluralidad de su experiencia. Sin embargo como es lógico falla en el sentido del gancho de cara al jugador
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