martes, 15 de marzo de 2011

Mis juegos favoritos: Dragon Quest IX: Centinelas del Firmamento

 
 
 
 
Bueno, un año después de haber arrasado en Japón con más de 4 millones de copias vendidas y una puntuación perfecta (40 de 40) en Famitsu, el noveno y esperado capítulo de la afamada serie Dragon Quest aterriza en Occidente. Y lo hace con grandes revoluciones. En primer lugar, porque significa el primer título de la saga en lanzarse para una consola portátil y, en segundo término, porque es además el primero en incluir multijugador.

Se esperaba mucho del videojuego desarrollado por Level 5, una compañía que ya ha demostrado su valía con productos tan destacados como Rogue Galaxy, Profesor Layton o el propio Dragon Quest VIII. Y la verdad es que con Dragon Quest IX: Centinelas del firmamento se han cumplido las expectativas, en parte, porque muchos fieles seguidores de la franquicia no esperaban menos de un título donde comparten protagonismo Yuji Horii, creador de la serie, el siempre sorprendente Koichi Sugiyama, y el mismísimo Akira Toriyama.

Con cerca de 60 horas de juego, lo último de los nipones sorprende por su trabajada puesta en escena, por su elevada dificultad y por su interesante trama. Una historia donde volvemos a dar nombre a nuestro protagonista, sexo e incluso aspecto para que nos sintamos sumergidos al máximo dentro de una aventura donde, con la finalidad de cuidar hasta el último detalle, el protagonista nunca hablará. Incluso las secuencias de vídeo siempre se nos mostrarán en primera persona.

Dentro de la faceta de exploración tendremos tiempo para descubrir nuevas mazmorras y ciudades, pero también para relajarnos en una posada o comprar todo lo necesario para la aventura.
 
Un ángel caído del cielo:
Dragon Quest IX: Centinelas del firmamento nos pone en el lugar de un ángel al que se le asigna un pequeño poblado del mundo a proteger. Su deber consiste en realizar actos puros, ayudando a los mortales solucionando problemas, a la vez que auxilia a los espíritus moribundos. Todo a cambio de las “benevolencias”, sustancias celestiales que los ángeles buscan para revivir el gran árbol que les llevará hasta su Todopoderoso. No obstante, algo inesperado ocurre y nuestro personaje pierde sus alas, cayendo al abismo de la Tierra, donde una horda de monstruos ha irrumpido para arrasarlo todo. De nosotros depende ahora descubrir lo que ha pasado y devolver todo a la normalidad.
En este sentido, no se aprecian grandes novedades de contenido respecto a todo lo visto hasta la fecha. Y es que la exploración se lleva a cabo recorriendo grandes espacios en un “mapa-mundi”, descubriendo castillos, mazmorras y poblados en los que acceder, sin pedir permiso, a casas, tiendas e iglesias (donde, por cierto, se reza para guardar partida).

Aparte de que los combates ahora son más dinámicos (la cámara sigue a la acción de cada golpe), se nos permite realizar combos que incrementen el daño causado sobre los enemigos.

Podemos girar levemente la cámara para cambiar el punto de vista dentro de las ciudades. Además,tenemos la oportunidad de hallar cofres ocultos y de hablar con multitud de gente que siempre tendrán algo nuevo que contarnos. Pero lo que realmente sorprende es que, una vez estemos en los mapas que interconectan los escenarios del juego, a los enemigos podemos verlos, e incluso esquivarlos si nos apetece. En otras palabras, Dragon Quest IX se convierte en el primer videojuego de la serie en eliminar las batallas aleatorias.
El resultado logrado es plenamente satisfactorio, mucho más cuando entramos en un combate y nos damos cuenta de otras notables evoluciones. La clásica perspectiva en primera persona, que nos muestra a los enemigos que debemos tumbar, regresa como un homenaje a los antiguos títulos de Dragon Quest. Podemos atacar, defendernos, utilizar una magia, una habilidad o incluso huir.

Hasta aquí nada fuera de lo común, pero una vez que ejecutamos una orden, en la pantalla superior de Nintendo DS empezarán a moverse nuestros héroes como nunca, desplazándose hasta sus objetivos corriendo hasta asestarles el espadazo de turno, y todo mientras la cámara se posiciona para ofrecernos la mejor toma posible. Resumiendo, las contiendas se hacen más cinematográficas, poniendo en marcha la evolución que muchos fieles seguidores esperaban.

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